“El loro se paseaba triste y pensativo por las almenas de la torre más alta del castillo. Era un loro viejo y, por viejo, quizá también sabio. Así, había conseguido aquella sabiduría que sólo se adquiere con la tristeza como amiga y la soledad como hogar. Aprendió a hablar con un pirata de barbas trenzadas y teñidas de añil, ya hace muchos años, cuando no era un loro viejo ni, quizá, sabio”.
Fragmento de Cuento Infantil
El loro que olvidó hablar, de Roberto Sánchez
Para alegría de muchos (y también puede envidia de otros), algunos loros son precoces en este aspecto y con tan solo unos pocos meses ya repiten el famoso “hola”. Y digo “envidia” porque en muchos casos por más esfuerzos que realice su cuidador su loro no imita vocablo alguno. Vamos a ver que podemos hacer en estos casos.
Los loros son animales altamente sociables, tienen la necesidad de comunicarse con su entorno, siendo esto muy necesario para su supervivencia. Esa interacción es en sí misma un proceso. Y se dice que para que dicho proceso sea efectivo, debe de ser bidireccional. Debe contener un mensaje (que se codifica). Y si existen “ruidos” en el entorno, gran parte de la información se confunde. Por tal razón si queremos comunicarnos con nuestro loro debemos analizar el entorno, así como la función que cumple dicha comunicación.
En cuanto a la comunicación verbal, las recomendaciones de los expertos se centran en varios aspectos: paciencia, tiempo y asociación. Y además que todo esto se de en un marco, en el que el ave se encuentre en disposición. Pero sobre todo que la situación no sea estresante para el loro.
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